jueves, 17 de junio de 2010

El G8 mas sus 5 invitados y los globalifóbicos

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel
agosto / 2007

La más reciente reunión del G-8 (Grupo de los Ocho) se ha celebrado en el Hotel Kempinski, en el balneario de Heiligendamm, junto al mar Báltico en el norte de Alemania, del 6 al 8 de junio. Ahí tuvieron como invitados a los jefes de Gobierno y de Estado de cinco países emergentes a los que han empezado a llamar el G-5 (Grupo de los Cinco): México, Brasil, India, China y Africa del Sur. Con esta reunión ya suman treinta y tres ocasiones, desde que en 1975 se inició en el palacio de Rambouillet, Francia, la primera reunión del entonces G-7 (Grupo de los Siete): Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido.

 

Estos siete eran los países más industrializados del mundo, que buscaron un "ambiente de intercambio informal, cordial y discreto", para discutir anualmente puntos de vista económicos y políticos. En 1994, en Nápoles, Italia, los del G-7 invitaron por primera vez a Rusia, siendo ya presidente Boris Yeltsin, quien regresó a las reuniones en 1997, en Denver, EUA, señalándose entonces al grupo como el G-7+1, hasta que el 1998 en Birmingham, Reino Unido, se formalizó su incorporación como miembro pleno. En realidad, la invitación a Rusia no se dio porque fuera la octava potencia industrial del mundo -que no lo era, ni lo es- sino, más bien, por intentar controlar el riesgo de que el enorme arsenal de cabezas nucleares almacenadas en Rusia, pudiera despertar la tentación de vender "algunas" de ellas, ya fuera a los muy ricos productores de petróleo islamitas o algún rico "padrino" de las mafias de narcotraficantes, con recursos sobrados para eso y más, ante la grave crisis económica ocasionada por los procesos de la perestroika y la glasnost govarchianas, en manos de un alcohólico como Boris Yeltsin. Los 8 representan hoy, el 63% del PIB mundial, el 50% de comercio legal y el 75% de las ayudas al desarrollo.

Las primeras reuniones fueron eficaces y discretas, en grupo reducido: siete jefes de Estado y/o Gobierno y dos o tres asesores invitados, que sumaban entre 20 y 25 participantes. Luego fueron aumentando el número de asistentes y, hoy día, participan casi dos mil personas, además de que los temas se hacen públicos anticipadamente y adquieren una impronta mediática de altos vuelos. Las confrontaciones previas entre los asistentes, en esta ocasión, dan la impresión incluso de regresar a los tiempos de la "Guerra Fría"; Rusia acusando a EUA, por el proyecto del arco de misiles en Polonia y la República Checa, frente a la amenaza de Irán y Corea del Norte. Como golpe mediático, Putin ofreció las "instalaciones rusas" en Azerbaiyán, para ese objetivo. Por su parte, Bush señaló la falta de consolidación democrática en Rusia. La Sra. Merkel, la anfitriona, no aceptó tratar la solución a la crisis climática -Acuerdo de Kyoto- fuera del marco de la ONU ante la intención de EUA para hacer una "nueva cumbre", y la UE enfrentada a Rusia por la no aceptación de la carne de Polonia y el suministro de gas y petróleo en condiciones cada vez más complejas. Vale recordar que, hace unos días, Putin, hizo firmar a dos productores asiáticos, Kazajstán y Turkmenistán, el compromiso de no enviar el petróleo a través de Turquía, lo que además pone en riesgo el proyecto del oleoducto submarino por el mar Báltico, directo a Alemania.

La presencia de los 5 emergentes implica para México el compromiso de un crecimiento más acelerado de la economía, el aumento de la productividad y la competitividad (sistemáticamente saboteados desde el sexenio pasado por los partidos rémora, que "se oponen y condicionan" las adecuaciones al marco jurídico), que permitirán el avance y la consolidación anhelados por la mayoría de los mexicanos.

Otro fenómeno paralelo que incrementa el desbordado interés mediático por estas reuniones, es la presencia del "circo de los globalifóbicos", quienes desde la convocatoria de Ignacio Ramonet a fines de 1997, para "desarmar los mercados", han irrumpido violentamente en todas las reuniones de lo que ellos consideran "instrumentos y clones de la globalización". Iniciaron su presencia en Seattle, coordinados por la "Internacional Attac" en diciembre de 1999. Incrementaron los niveles de asistencia y participación en catorce protestas consecutivas, hasta alcanzar la cuota máxima en junio de 2001 en Génova, contra los integrantes del G-7+1, logrando su primer "mártir", con la muerte del joven Carlo Giulianni. Simultáneamente a la protesta de Génova, celebraron en Assis, el nacimiento de la "Rama Antiimperialista de Attac", con el "Primer Campamento Antiimperialista", que adoptó el lema: "rebelarse es necesario". En la planicie de Gubbio, "el municipio más rojo del mundo", acamparon durante una semana, militantes de ETA, ERI, FARC, ELN, Montoneros, Tupamaros, MIR, Sendero, OLP, Hammas, Ejército Rojo, etc. De México asistieron tres grupos: "Izquierda Democrática Popular", "Bloque de Poder Popular" y "Círculo de Estudios 26 de julio, OINA", coordinados por Alberto Híjar Serrano, reclutador de Rafael Sebastián Gillén Vicente para las "Fuerzas de Liberación Nacional" y además, tutor de Carlos y Alberto Ahumada, hijos del "administrador financiero" de los Montoneros argentinos, desde entonces, asilados en México.

Luego vino la tragedia del 11S en Nueva York y Washington, por lo que "bajaron" el tono, pero ahora han vuelto a remontar y en Heiligendamm, lucharon "cien mil jóvenes" contra el G-8 y sus 5 invitados. Los choques entre la policía y los "attaquistas" arrojaron decenas de heridos de ambos contingentes. Veremos en los próximos meses, hasta donde pretenden llegar nuevamente estos "altermundistas", consentidos de Hugo Chávez

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario