Cuando Fidel Castro se entronizó en el poder en la isla de Cuba, acabó traicionando y/o abandonando a su suerte a muchos que lo ayudaron y que se consideraban sus amigos, como fue el caso de Heber Matus, Juan Almeida, Camilo Cienfuegos y Che Guevara –el primero descaradamente y los tres restantes muy tapadamente--, quienes nunca se pusieron en contra de él, sólo disintieron de su idea de implementar el comunismo dictatorial a raja tabla.
Así, entronizado Castro como amo y señor de la isla y de los isleños sometió a estos a una dictadura férrea y, por el sólo hecho de disentir acusaba a quien así lo hiciera y los mandaba al paredón o, de que menos, a la mazmorra, pero eso sí nunca perdonaba, ni a sus amigos compañeros de lucha. El pueblo de Cuba, que había vivido oprimido bajo la mafia judeo italo-americana --cuyo títere fue Fulgencio Batista-- confió en él y se le entregó incondicionalmente, sigue oprimido y carente de libertad, pero cuando menos, como dicen los isleños, por un paisano. Claro que no todos los cubanos se sometieron al yugo castrista, un gran porcentaje se libró –siguen librándose arriesgando la vida-- y formaron la pequeña Cuba en Florida.
Pero lo que han soportado los cubanos, estoy seguro de que no lo soportarán los venezolanos. De estos no puedo asegurar si son mejores o peores, pero sí que son de otra estirpe, como lo han demostrado a través de su historia y desarrollo. Hugo Chávez está empecinado en sujetar a los venezolanos a un sistema igual al que su maestro y padre –como él mismo lo ha llamado-- Fidel Castro sometió a los cubanos. Yo no creo que lo logre, porque los venezolanos no tolerarán mucho a Huguito.
Huguito suele utilizar el nombre y la figura de su hija Rosinés en su programa Aló presidente, trasmitido en obligatoria cadena nacional. Cuando en noviembre del año 2005 explicaba las razones para cambiar la orientación del caballo en el escudo nacional, que por razones ideológicas ya no galopa ahora hacia la derecha, sino hacía la izquierda, lo hizo en diálogo figurado con la niña; a quien, entre muchas otras cosas, la han usado para explicar el socialismo, "El socialismo de Rosinés", algo que pertenece a su propio estilo familiar y pintoresco. A nadie se le ha ocurrido decir que Chávez usa a su hija menor de edad, y se vale de su inocencia, o de su –por razón natural-- incapacidad de respuesta, para trasmitir sus mensajes políticos. Pero es precisamente de lo que fueron acusados el periódico Tal Cual y el humorista Laureano Márquez por la Fiscalía de Chávez, y por lo que fueron condenados por la jueza, que cita ella misma en su sentencia, en prueba del delito, el siguiente párrafo del artículo en forma de carta: «ustedes los niños tienen mucho poder y yo sé que tu papá te hace caso. Probablemente eres la única a la que escucha con atención. Además, tú y tus sobrinitos son los únicos capaces de hablar francamente sin el miedo que nos da a nosotros… una última cosa para que le pidas: que no se ponga tan bravo con los que no pensamos como él y que no nos regaño tanto. A veces nos llama golpistas y fascistas y le provoca a uno responderle como tu sobrinito: '¡pirata tú!'…pídele también que no haga tantas cadenas. Eso si, todo esto como cosa tuya…» Y dice la jueza: "[…} el contenido del artículo está cargado de irrespeto a la inocencia de la niña, y a la integridad de su vida familia, como cuando el escritor del artículo señala: '…no te recomiendo los Picapiedra, pues a lo mejor a tu papá no le gusta, porque presentan el modelo capitalista como algo natural y propio del hombre…', el citado articulo incita además al enfrentamiento de la niña con su padre, debido a las injerencias arbitrarias a su vida privada… e induce a la niña a que le mienta a su padre, en contraposición de la verdad, además involucrando a la niña Rosinés como una persona pública, donde no lo es por su condición de niña…" es decir, es pública sólo para su padre.
Y una perla final: considera la jueza que el artículo incita al "irrespeto hacia los símbolos patrios, hacia su padre, ya que, independientemente del cargo que éste ejerce, el mismo merece el respeto de sus hijos, y no debe un medio de comunicación, a través de sus publicaciones, incitar a una niña el menosprecio hacia su progenitor, no debe involucrar a una niña en las diferencias políticas en atención al cargo que éste ostenta, no tiene la niña porqué saber de manera directa de las disconformidades políticas de los ciudadanos…"
¿Pero quien subió a la niña al escenario? Una sentencia de estas, no es sino el rayo que, desde las alturas, hace caer Júpiter tronante en contra de los mortales que se atreven a disentir, a pensar de otra manera, o a tomar una posición independiente frente al poder, o contraria al poder, o a reírse de las extravagancias del poder. No se trata de la inocencia de una niña, sino de la prevención de un sistema que tiene por natural, y necesario, prescindir de la libertad de expresión. Y muestra, además, poco o nada sentido del humor, y mucho de intolerancia, desde luego que humar y tolerancia, que van siempre de la mano, repugnan al poder arbitrario y vengativo --por no decir sanguinario--, que presenta siempre el ceño fruncido.
Total, que el periódico Tal Cual, que se publica en Caracas bajo la dirección de Teodoro Petkof, fue condenado por la jueza del Tribunal de Protección del Niño y el Adolescente, a pagar una multa de 100 millones de bolívares (50 mil dólares aproximadamente). El humorista Laureano Márquez, por su parte, fue condenado a pagar el equivalente a 10 meses y 15 días de ingreso mensual, lo que resulta una suma exorbitante, tan brutal como la cobrada al periódico, el cual, dado que es una muy modesta empresa, estuvo amenazada con la quiebra, al punto que, en la disyuntiva de pagar o cerrar, hubo de hacer una colecta pública para poder pagar. Ambas sentencias fueron políticas, disfrazadas de judiciales, al más puro y rancio estilo dictatorial. Como dice mi compadre Cenobio: "aquí sólo mis chicharrones truenen"
Dans cette grande vie où il a tant à apprende pour les militaires, les administrateurs, les politiques, que les citoyens viennent à leur tour apprendre une chose, c'est qu'il ne faut jamais livrer la patrie à un homme, n'importe l'homme, n'importent les circonstances!
«En esta gran figura en la que tanto pueden aprender los militares, los administrativos, los políticos, pueden también los ciudadanos, a su vez, aprender una cosa: que es preciso no entregar jamás la patria a un hombre, sea quien sea y cualesquiera que sean las circunstancias».
Adolphe Thiers en Histoire du Consulta et de l'Empire, refiriéndose a Napoleón.
Y que viva la "Izquierda Progresista"
Andrés Manuel López Obrador
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