miércoles, 9 de junio de 2010

¿Qué nos pasa?

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel
julio / 2007

 

«La verdadera cause de la degradación
del hombre es su ignorancia.»
Querien Vangal

 

Hace unos meses se dio en la ciudad de México un acontecimiento por demás bochornoso y degradante.  Resulta que al llamado de Spencer Tunick, un controvertido fotógrafo estadounidense, se reunieron en el zócalo de la ciudad de México más de diez mil personas, de ambos sexos y de varias edades excepto menores de edad –lo cual hubiera sido la degradación total— para posar totalmente desnudos en una fotografía masiva.

La mayoría –por no decir que todos--  de los comunicadores de México se dedicaron a alabar con entusiasmo desbordante tan magno acontecimiento, y casi toda la sociedad casi se obligó a apoyar ese hecho o cuando menos a ser muy tímida al manifestar sus comentarios.  Esto, lamentablemente, es un reflejo de la derrota de varios tabús y es signo de la incorporación de la sociedad mexicana a las sociedades vanguardistas, queriendo demostrar con ello que somos una sociedad libre y con tintes más de orden pseudo-filosófico.  Esto para evitar ser aplastados por la enorme máquina publicitaria del hecho, a riesgo de parecer que tenemos muchos complejos y que estamos fuera de época con una moral trasnochada.

Es triste reconocer que en estos tiempos y en todo el mundo, pero especialmente en México, hay una embestida contra todos los principios cristianos, familiares y sociales en los que hemos sido educados tradicionalmente como si fueran contrarios a la dignidad y libertad del hombre, y con banderas desplegadas en lo que antes se decía en secreto ahora se proclama con una fuerza total.  Por el contrario, los millones que viven y aman los principios tradicionales tal parece que tienen que esconderse.

Fue verdaderamente penoso escuchar los testimonios de los participantes y más aún los comentarios de los comunicadores que hicieron del hecho de desnudarse en masa una actitud casi heroica y digna de admiración, como si hacer algo que va contra la dignidad de la persona, como si al hacerse en masa cambiara su esencia y se transformara de algo vergonzoso en algo virtuoso.  Clara, los de la "Izquierda Progresista" están de plácemes, después de haber aceptado el aborto, que es un hecho mucho más grave, ya este tipo de espectáculos es cosa menor.  Lo grave del asunto –lamentablemente la sociedad lo pasa inadvertido--,  más que el hecho en sí, es el mensaje que se da a la juventud en cuanto a un concepto de la vida que se está generalizando en la sociedad acerca de una libertad egoísta y desbocada acompañada de un relativismo de valores donde el gran ausente es Dios.

Decía San Pablo. "Una vez hecho Dios a un lado de nuestra vida, nos llegaremos a enorgullecer de lo que debemos avergonzarnos".  Y el profeta Jeremías recibe de Dios este mensaje: "Dos pecados ha cometido mi pueblo: Me ha abandonado a Mi, que soy fuente de agua viva, y se ha ido a excavar cisternas, cisternas rotas que no pueden retener el agua"

Lo más grave del asunto y la sociedad lo soslaya tranquilamente, es como se desvirtúan ante los jóvenes los verdaderos valores por los que deben luchar, y se les proponen a cambio otros falsos, como la rebeldía egoísta, el placer sin responsabilidad o exhibicionismo puro.  Ojalá los jóvenes en lugar de escuchar tantos testimonios que rayan en lo cursi y en lo ridículo, recibieran, escucharan y razonaran mensajes como uno que les dejó el Lic. Anacleto González Flores [1] sobre algo que nunca pasará de moda, EL IDEAL. 

Un resumen del citado mensaje:

«La pasión por el ideal ha muerto, se le dejado desfallecer primero, se le ha abandonado después y ha acabado por morirse. /  Esto explica el desden con que por todas partes se ve lo grande, lo noble y el encogimiento de hombros  con que todos saludan programas y banderas.  Pero lo más grave aún es que nuestra juventud carece de ideal desde hace mucho tiempo; no ha habido quien la arroje en la hoguera donde se encienden las altas y recias pasiones… Nuestra juventud no ha tenido, no tiene desde hace mucho tiempo ni maestros ni abanderados. / Se alzó y sigue lazándose delante de la vida como barca sin timón y sin brújula…cuando mucho se le ha enseñado que arrebate del torbellino del tiempo el pan para el cuerpo. / pero nadie le ha dicho que no empiece la jornada hasta no ir bien provista de pan para el espíritu…Y es necesario empezar por echar en la mano de cada joven que parte o que ya se ha incorporado a la caravana de los que marchan, el pan con que se nutre, se fortalece y realimenta la vida del espíritu; ideal, ensueño, ilusión alta y noble, gallardía, generosidad, arrojo, audacia, osadía ante los fuertes, para que sigan adelante sin desfallecimiento y sin titubeos.»

Hay que darles –ojalá lo entendamos así--  a nuestros jóvenes, auténticos mensajes de verdadera superación, y no piensen que acciones como las del desnudo masivo del zócalo capitalino van a crecer como seres humanos y van a llevar a México a un plano de verdadero progreso y modernidad.  Y que me perdonen los de la "Izquierda Progresista".

«La paciencia de los pueblos tienen su límite en la degradación»

 

[1] RESUMEN DE LA VIDA DEL LIC. ANACLETO GONZÁLEZ FLORES

Nació en Tepatitlán de Morelos, Jalisco, el día 13 de julio de 1888, siendo sus padres Valentín González y María Flores.

Aprendió las primeras letras en la escuela parroquial de San Antonio (Calle San Antonio, hoy Galeana). Rebocero de oficio al lado de su padre, quien antes había sido herrero; estudió en el Seminario de San Juan de los Lago (1908 a 1913).

Se trasladó a la capital jalisciense y se inscribió en la Carrera de Derecho, destinando su tiempo libre a la catequización de los niños y jóvenes del barrio de Santa Mónica, donde vivía en una casa de asistencia.

Formó los Círculos: "Agustín de la Rosa", "Federico Ozanam", "León XIII", y el de Los "Girondinos".

En 1914, al ocupar las fuerzas carrancistas la capital de Jalisco, marchó a Pueblo Nuevo y se unió a la fuerza del villista Delgadillo, en la cual militaba el padre Pérez Rubio, su padrino. Éste y aquel fueron fusilados en 1915, y él volvió a Guadalajara, cuando se apaciguaron los ánimos.

En 1916, "viernes 14 de julio", se realiza una reunión dirigida por Luis B Beltrán, venido de la capital de la república para organizar el Comité de la Unión Regional de la ACJM; los grupos León XIII, Windthorst, Menéndez y Pelayo, Donoso Cortés, Jaime Balmes, Miguel de Cervantes y Manuel Mancilla, organizados por Anacleto González Flores se adhiere a la nueva asociación.

En 1917 fundó el semanario católico "La Palabra", desde el cual difundió la doctrina social católica; para ayuda de los obreros promovió la BOLSA DE TRABAJO, en ella se les instruía y a la vez se les conseguía empleo: pero la labor más significativa de "La Palabra" fue la lucha en contra del jacobinismo del general Manuel M. Dieguez dueño del poder en Jalisco.

En 1918 organizó las manifestaciones de protesta contra los decretos número 1913 y 1927 del Congreso de Jalisco, que limitaban el culto; promovió, entre otras acciones, el boicot a los espectáculos y a las compras superfluas, para menguar los ingresos del fisco; y al fin logró, el 1º. de febrero de 1919, que aquellas medidas antirreligiosas se derogaran.
En 1922 se recibió de Abogado en la Escuela Oficial del Estado.

1924 -diciembre-, al ser clausurado por el gobierno el Seminario Conciliar formó un comité de defensa que a los pocos meses, bajo su dirección, se convirtió en la Unión Popular, organizada por manzanas, zonas y parroquias, cada una con un jefe. La expresión pública de este movimiento fue el periódico Gladium (espada) del que llegaron a imprimirse cien mil ejemplares.

En mayo de 1925 el papa Pío XI le otorgó al Lic. Anacleto González Flores la Cruz Pro Eclessia et Pontifice.

En 1926 un centenar de delegaciones foráneas de la Unión Popular juraron en el Santuario de Zapopan "defender con la vida: la escuela, la prensa y la doctrina". Ese año se agravaron las relaciones entre la Iglesia y el Estado; en respuesta a las leyes restrictivas contra la Iglesia, dictadas por Calles, el Episcopado Mexicano declaró la suspensión de cultos (1º. de agosto de 1926) y Anacleto González Flores, al grito de: "¡Dios se va!" postuló la resistencia pacífica, el luto nacional y un boicot semejante al de 1918.

La Unión Popular, sin embargo, pasó a formar parte de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, cuyos dirigentes postulaban la guerra.

Ante la disyuntiva de abandonar el liderazgo de la Unión Popular o recurrir a la violencia, optó por aceptar el levantamiento armado -ya aprobado por los Teólogos y con el visto bueno del Papa-, aunque permaneciendo en la ciudad para sostener la oposición y avituallar la batalla.

Disfrazado se mudaba con frecuencia de casa, pero el 1º. de abril de 1927, probablemente a causa de una delación, fue hecho prisionero en la casa de los Vargas González (Mezquitán No. 425) Los esbirros callistas detuvieron a toda la familia: la madre, doña Elvira González; tres hijas y tres hijos: Florentino, Jorge y Ramón (los dos últimos martirizados junto con el Lic. Anacleto González Flores, en el Cuartel Colorado.

Por último, es necesario señalar que al Licenciado Anacleto González Flores no se le ha concedido el puesto que merece, ni en la Historia de Jalisco, ni mucho menos en la de la Nación.

¿Hasta cuándo México recuperará su dignidad? El licenciado José Vasconcelos, Maestro de las juventudes de América, escribió en la Flama:

 

"Mientras los personajes de la Historia no sean colocados en el lugar que les corresponde, un pueblo no recupera su dignidad".

 

 

 

 



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