El proceso electoral de Francia de 2007 es muy probable que pase a la historia como un parteaguas político, no solamente para los franceses y los europeos, sino para todas las democracias contemporáneas, principalmente para las que emergen con incertidumbre desde los viejos modelos autoritarios, como es el caso de México.
Lo primero que conviene destacar del proceso de campaña y de las dos jornadas electorales, es el orden, la claridad, la disciplina, la limpieza y también la alegría con la que festejaron los triunfadores. En Francia existe el mecanismo de "segunda vuelta"; cuando ningún candidato obtiene más del 50% de los votos en la "primera", se celebra otra quince días después. La toma de posesión se da diez días después del triunfo.
El 22 de abril se celebró la "primera vuelta", en la que participaron 12 candidatos, de los que sólo cuatro tuvieron porcentaje de votos con importancia: Nicolás Sarkozy 32%, Ségolene Royal 27%, Francois Bayrou 18% y Jean-Marie Le Pen 12%. Cabe recordar que el supuesto "gran líder" de los globalifóbicos agrícolas, José Bové, obtuvo el simbólico 1.3% de los votos. En la segunda vuelta, el 06 de mayo, participaron los dos más votados de la primera, habiendo logrado Sarkozy 53% y Royal 47%. La primera gran lección es que votó el 86% del padrón, lo que establece un récord difícil de superar.
En México ya nos damos por satisfechos con rasguñar el 60% del padrón y, en Estados Unidos, es muy raro que rebasen el 50%. Lo que llamamos casillas, allá se instalan principalmente en centros escolares de todos los tipos y la gente hace un procedimiento semejante al mexicano; se identifica y se coteja su cita a votar en una lista, se le entrega la papeleta, vota entre cortinillas de protección, deposita su voto en urna transparente, se "canta" el nombre del que ha votado, le sellan su citatorio y firma otra lista en donde esta su nombre y dirección, sin que se le marque el dedo con tinta, no hace falta. ¡Incluso existe la posibilidad de votar "por poder", cuando alguien esté de viaje!
Otro dato relevante es que las campañas son limpias, no hay basura. La propaganda se hace en periódicos, revistas, radio, televisión e Internet. No hay papeles ni plásticos que ensucien las calles de las ciudades. Acaso algunas mamparas, muy pocas, para que cada candidato coloque su cartel, con foto, nombre y lema. A las ocho de la noche se anunció el resultado y, la perdedora, Royal, a los cinco minutos, felicitó al ganador, reconociendo el triunfo de Nicolás Sarkozy. ¡Que daríamos por tener esa madurez y el respeto al conteo electoral, hecho por ciudadanos!
Pero esa misma noche, mientras los ganadores celebraban con un festival musical, en la plaza de la Concordia, un grupúsculo de radicales anarquistas y globalifóbicos, volcaron e incendiaron más de 720 automóviles, en la periferia de París y otras siete ciudades, en "protesta" por el triunfo de Sarkozy. Por supuesto hay detenidos que serán legalmente sancionados y multados, aunque de todas maneras ya amenazan con violentar las calles por las reformas que iniciará el nuevo gobierno. Como se puede apreciar por estos hechos, allá también hay "zapatistas", "atenquistas", "neoconvencionistas", "megaplantonistas", "frentistas", "appistas", etc.
Quizá la lección más importante del proceso electoral francés sea que allá sigue operando la llamada "geometría política". La derecha no se avergüenza de serlo, ni se horroriza, no trata de ocultar su definición en un "centrismo nebuloso", y la izquierda es izquierda, aunque no se defina aún entre el modelo "zapaterista, blairista o jauresciano". El último mensaje de Sarkozy en el cierre de la campaña, explica por sí mismo cuál es el contenido de la "derecha" que lo llevó al triunfo con más de diecinueve millones de votos. Se titula: "Para terminar con la herencia de mayo de 68".
Cito partes medulares: "Estamos ya en el final de la campaña. Se habrá marcado un cambio en nuestra vida política. Este cambio coincidirá con el fin de un ciclo que empezó en Mayo de 68, cuando se proclamó que estaba prohibido prohibir, que no había más reglas, más normas, más moral, más cortesía, que todo se valía, que no había más jerarquía de valores, ni diferencia entre lo bueno y lo malo, entre la grandeza y lo mediocre, que todo estaba en duda, que nada se merece. La ideología de mayo de 68, es la del ciudadano que no debe nada a su país, que solo tiene derechos y ningún deber. Esta ideología ha hecho y continúa haciendo mal a Francia. Mis valores son lo opuesto".
"Quiero construir una Francia que habrá roto con esta herencia. La idea de Francia por la que lucho, es una Francia donde los valores de respeto, de autoridad y de merecimiento sean honrados. Es una Francia en donde la moral, el civismo, el patriotismo sean otra vez derecho en la ciudad. Una Francia en donde se acabe el aborrecimiento a la familia, al trabajo y al éxito. Si esta campaña ha sido apasionada e intensa, es porque se trata de una elección ideológica…...Terminar con la herencia de mayo de 68, puede ser la única verdadera elección de la sociedad, más allá de la elección habitual entre derecha e izquierda… mientras los principios de mayo de 68 han impregnado la sociedad, la manera de pensar y el comportamiento….Francia no puede esperar más, necesitamos decidir y escoger entre dos modelos sociales, entre dos sistemas de valores, entre dos culturas. Si ustedes lo quieren, esto es posible…. Pero esta ruptura con el sistema de pensamiento, con la educación, con la política y la ideología que engendró el 68 no se dará sola, no la haré solo. Ustedes la harán posible. Para que este cambio se cumpla, necesito de ustedes".
Estas elecciones en Francia, dan lecciones para muchos, entre ellos, a nosotros, los mexicanos.
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