domingo, 4 de abril de 2010

El inicio y el fin

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel
mayo / 2007

 

 

De acuerdo con los expertos el inicio de la bioética se da en 1962, cuando en Seattle se decidió crear un comité de no médicos para decidir qué pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la máquina de hemodiálisis. La pregunta era ¿Por qué un avance médico debería crear una nueva discriminación médica? ¿Quién y cómo elegía a los candidatos? Para el Dr. Rodrigo Guerra la bioética "es un intento por tratar de proteger la dignidad, los derechos humanos de las personas al momento de que enfrentan algún tipo de vacío biomédico, una enfermedad o alguna otra cosa similar".

De acuerdo con los expertos el inicio de la bioética se da en 1962, cuando en Seattle se decidió crear un comité de no médicos para decidir qué pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la máquina de hemodiálisis. La pregunta era ¿Por qué un avance médico debería crear una nueva discriminación médica? ¿Quién y cómo elegía a los candidatos?

A partir de 1967, con los primeros trasplantes de corazón, se plantea el problema de cómo

En 1968 la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard publica un artículo donde plantea el nuevo criterio basado en la muerte cerebral. A su vez esto conectaba con algunos dramáticos casos de coma irreversible, lo que animó el debate sobre la eutanasia y el "derecho a la propia muerte".

En 1972 se divulga el llamado "caso Tuskegee", un estudio hasta entonces secreto, en el que 400 individuos de raza negra dejaron de ser tratados contra la sífilis, a pesar de que ya existían tratamientos eficaces, con objeto de estudiar la evolución "natural" de la enfermedad.

En 1978 la Comisión Nacional para la Protección de los sujetos humanos publica el llamado "Informe Belmont", con directrices para la protección de los individuos que participan como sujetos de experimentación en Biomedicina, basados en los principios de autonomía, beneficencia y justicia.

Para el doctor Rodrigo Guerra, profesor investigador de la Universidad Panamericana, miembro de la Academia Pontificia Pro Vita y Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, la bioética es un termino relativamente nuevo que surge después de la Segunda Guerra Mundial, tras la invitación que suscitaron las experimentaciones con seres humanos que el Partido Nacional Socialista realizó durante el Gobierno Nazi en Alemania, "es un intento por tratar de proteger la dignidad, los derechos humanos de las personas al momento de que enfrentan algún tipo de vacío biomédico, una enfermedad o alguna otra cosa similar".

Temas importantes relacionados con el inicio y el fin de la vida como aborto, clonación, experimentación con embriones, células madre, eutanasia, trasplante de órganos y la muerte cerebral son los desafíos bioéticos prioritarios para países como México, ya que su normatividad es vaga y suelen ser escenarios para compañías trasnacionales que realizan iniciativas de experimentación, puesto que en los países desarrollados no se permiten debido a su legislación.

De acuerdo con el doctor Guerra, "hoy la bioética vive una crisis importante por que existen corrientes y tendencias como la bioética principalista, que propone como base puntos éticos para afrontar la bioética, los cuales no están construidos a partir de una antropología o cosmovisión, sino con principios autónomos propios de este saber y de la práctica medica, lo que ocasiona que presenten deficiencias importantes".

"La bioética debe ser principalmente ética, es decir, siempre enfocada a afrontar las preguntas morales de la medicina al tomar decisiones. Es una ética que se construye, que debe de brotar de una comprensión profunda de la filosófica de la ética que respetando la dignidad de la persona humana permita ofrecer normas para la practica médica", advierte el profesor investigador de la Universidad Panamericana.

Además, asegura que los temas bioéticos pueden llegar a ser en un futuro el núcleo fundamental de soluciones y conflictos debido a que ha crecido una dimensión extraordinaria de la capacidad que tiene el ser humano para intervenir en la estructura genética y morfológica de las personas y por lo tanto, puede promover la dignidad de las personas y al mismo tiempo atentar en contra de ella, por ejemplo en la etapa embrionaria, en fase terminal debido a una enfermedad o al terminar el ciclo de la vida cuando se tiene demasiada edad. Siempre la condición vulnerable de la persona humana por motivo de edad de enfermedad o de pobreza, abre panoramas de riesgo y es necesario atenderlos desde el punto de vista jurídico, ético y político.

Para el doctor Rodrigo Guerra destaca que aún hay luces y sombras en materia bioética, ya que existen esfuerzos muy decididos para promover un ambiente y una cultura contraria a la dignidad de la persona, que tienen un abuso y uso sofisticado de las personas sobre todo cuando están en situación de embrión.

Por lo que hay que reconocer que cada vez aumenta más la conciencia sobre la necesidad de regular las prácticas médicas de experimentación de seres humanos, además hay una lucha abierta para la defensa de la dignidad y los derechos humanos para que sobresalgan sobre el poder del Estado o del mercado.

La Bioética es un saber interdisciplinario, hay un momento en que hay que dialogar con distintos saberes biomédicos, jurídicos y filosóficos, pero el juicio la bioética es ética en el sujeto y la conciencia que la realiza mientras que es biomédica desde el punto de vista del objeto que tiene que palpar y analizar.

Rodrigo Guerra dice que en México las investigaciones y la docencia en materia bioética es algo muy incipiente e inicial en la UNAM, hay un doctorado en ciencias con especialidad en bioética; en la Universidad Anáhuac existe la Facultad de Bioética; en la Universidad La Salle comenzaron con el interés de la bioética en materia de la divulgación. En México hay inquietud por estos temas, pero hace falta investigación dura que permita entender mejor los fundamentos filosóficos y los nuevos problemas biomédicos que se enfrentan en este terreno.

El doctor informa que en la Academia Pontificia que promueve la investigación científica de esos temas ha habido una tendencia a interpretar que los juicios y valoraciones que hace la Iglesia Católica en materia bioética tiene fundamentos revelados que son principalmente teológicos, "si bien es cierto que puede haber algo de este fundamento en algún discurso teológico, los juicios tienen un fundamento filosófico y científico riguroso, no pretende hacer una especie de confesionalización de la bioética, sino mostrar que la bioética es un saber estrictamente razonal accesible a todos y desde la Academia Pontificia Pro Vita pensamos que la bioética vive un momento de definición importante y que es necesario hacer un esfuerzo muy decidido por esclarecerla para poder así afrontar los desafíos prácticos".

Existe un portal web en donde se encuentra muchos documentos que se discuten en la asamblea año con año, es un arsenal científico sobre análisis de distintos temas. Aquí en México existe la Comisión Episcopal para la Familia, el departamento dedicado a la cultura de la vida y que es el encargado de promover la bioética en México, investigaciones que necesitan mayor difusión.

Finalmente Rodrigo Guerra dice que la interpretación del genoma humano es lo que puede enfrentar ciertas problemáticas a nivel mundial, toda persona tiene derecho a mantener dentro de la vida privada su propia intimidad, en otras palabras la identidad genética de las personas, puede ser protegida por el derecho para que no sea parte de un juicio ni sanitario, ni moral, ni social al momento de convivir con personas.

"Hay por ejemplo personas que afirman que hay que hacer exámenes genéticos para valorar la predisposición a ciertas enfermedades a los trabajadores de las empresas y esto es una violación de la intimidad que el derecho debe proteger en justicia.

Hay algunas otras personas que creen que se puede manipular el genoma humano a través de tecnologías avanzadas no sólo para corregir una enfermedad, sino para modificar su estructura genética y eventualmente hacer cambios sustantivos en su morfología, esto si tiene fines terapéuticos puede ser bueno, pero si tiene fines eugenésicos o de comerciar con órganos o algún otra modalidad de abuso y uso de la persona, pues es algo inmoral y contrario a la declaración universal de los derechos humanos".

 

 



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