lunes, 29 de marzo de 2010

Hablando con mi hijo sobre la verdad y la sinceridad

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
abril / 2007

¿En qué hogar no se miente a la pesada de la tía Chuchita, para evitar que nos de un rollo terrible por teléfono que nos quita y nos quita el tiempo? Un "dile que no estoy" y ya está todo solucionado… ¿Será? No. Quizá nos hayamos librado de la tía Chuchita por esta vez, pero hemos causado un daño grave en la formación de la conciencia de nuestro hijo. ¿Cómo va él a defender la verdad, si es el medio por el cual nosotros decimos mentiras que el está presenciando? Y lo mismo da si el engaño lo hacemos nosotros y él lo presencia. A sus ojos no existe la mal llamada "mentira piadosa" y, para que rechace la salida fácil de la mentira, debe observar ejemplos claros de sinceridad en casa.

La verdad… ¿existe?

La verdad es la ADECUACIÓN de la inteligencia con la realidad, es decir. Si una planta es verde, nuestra inteligencia debe captar que es verde y entonces estará en la verdad, si nuestra inteligencia nos dice que es roja, entonces no estará en la verdad. Si la vida humana comienza desde el primer instante de la concepción y esto ha sido demostrado por los médicos mas renombrados del mundo y nosotros decimos que no existe vida sino hasta los 15 días de que hubo fecundación, entonces estaremos en la mentira y no con la verdad.

Las cosas son, independientemente de si nosotros queremos verlas o no, la verdad existe, aunque nosotros nos neguemos a verla. Y de nosotros depende ser congruentes y sinceros ANTES que nada con nosotros mismos y después con quien nos rodea.

Decir la verdad es a menudo muy difícil, mentir por omisión, una de cuyas maneras es callar, puede hacernos culpables de ocultar la verdad. Sin tener en cuenta la intención, los resultados son los mismos.

La verdad nos lleva a manifestar, con las palabras o los hechos, aquello que el individuo piensa en su interior. Sabemos que "la palabra es la expresión oral de la idea". De ahí que, por ley natural, aquello que yo expreso es algo que debe coincidir con lo que pienso y lo que pienso debe coincidir con lo que ES, lo que está en la realidad. Si mi palabra no refleja la idea, estoy violentando el orden natural de las cosas, si lo que pienso no está conforme a la realidad de las cosas, entonces es falso. Por eso se dice que la mentira es intrínsecamente mala, es decir, no es mala porque alguien la prohíba, sino que es mala en sí misma. Y algo de suyo malo no puede producir nada bueno, aunque sean muy buenas las intenciones de quien actúa.

Mucha gente no tiene inconveniente en pensar que, en ciertas circunstancias, lo mejor que puede hacer es mentir. Engañar sobre una enfermedad grave, inventar el motivo de haber llegado tarde a la cita, atribuirnos méritos inexistentes, modificar las cifras a las notas de consumo y mil situaciones más. Pero "nunca es lícito mentir". ¿Nunca? ¿Ni para evitar daños mayores? ¿Ni para salvar a la humanidad con una pequeña mentira? Pero "de que nunca sea lícito mentir, no se sigue que haya siempre obligación de decir la verdad". Ocultar la verdad es a veces no sólo conveniente, sino incluso obligatorio, por ejemplo, cuando se debe guardar un secreto.

El reto mayor en este sentido con nuestros hijos, es enseñarles a CONOCER la verdad, aquella que es evidente (como si la planta es verde o roja) y aquella que requiere un proceso de estudio y de reflexión (como por ejemplo desde cuándo comienza la vida humana). Una vez conociendo la verdad, puede darse el siguiente paso, que será saber expresarla y reconocerla a pesar de que nos moleste o no vaya de acuerdo con nuestros intereses, nuestra imagen o conveniencia.

No debemos esperar a que nuestro hijo mienta en algo importante o adultere sus notas escolares para comenzar a preocuparnos por educarlo en la virtud de la sinceridad. La sinceridad es una virtud, requiere por lo tanto actitudes positivas para su crecimiento, no sólo se deben combatir las mentiras y los engaños, sino que es nuestro deber transmitir a los niños el amor a la verdad. No se trata de sermonear constantemente a nuestros hijos, sino de aprovechar cada oportunidad para influir sutilmente en el acrecentamiento de su amor a la verdad. El periodo sensitivo de la sinceridad se vive entre los tres y los nueve años (edades en las que la adquisición de hábitos positivos como medio de cimentar los principios de las virtudes humanas son más habituales). De forma intensa entre los tres y los seis y como consecuencia de la justicia entre los seis y los nueve como señala David Isaac.

El niño debe entender que "decir la verdad es bueno", para esto es necesario que entienda que, aunque le traiga algunos problemas, "decir la verdad" aumentará la confianza que los padres y amigos tienen en él. Y los padres, debemos entender, que por grave que sea el asunto comentado, si el niño está diciendo LA VERDAD debe ser abordado con el mayor tacto, cuidado y cariño, pues una reacción violenta romperá con ese círculo de confianza y veracidad, y el niño no volverá a decir la verdad por miedo a que el padre o la madre reaccionen violentamente.

Sinceridad… ¿a costa de lo que sea?

La sinceridad "Manifiesta, si es conveniente, a la persona idónea y en el momento adecuado, lo que ha hecho, lo que ha visto, lo que piensa, lo que siente, etc..., con claridad, respeto a su situación personal o a la de los demás" Si desglosamos términos como "si es conveniente... a la persona idónea..." son importantes, se lo hemos de enseñar a nuestros hijos, decir la verdad siempre pero... de manera adecuada y con respeto. No todo vale ni es ser sincero ofender a los demás.

La mayoría de los niños en una primera fase viven la sinceridad como una inclinación. Desde los primeros momentos saben distinguir entre verdad y mentira, saben que la mentira es algo que no debe decirse de forma espontánea. Y se puede apreciar la gran sensibilidad que tienen los niños a ser engañados.

Al llegar al uso de la razón empiezan a comprender el valor moral de la verdad, son capaces de esforzarse por vivirla, aunque a veces les cuesta. De este modo empiezan a desarrollar la sinceridad como virtud. Es el momento más oportuno para ayudarle a formar su propio criterio respecto a la verdad.

Cómo educar en la sinceridad

Después de todo lo visto hasta ahora lo primero que debemos hacer es ver si nuestros hijos están acostumbrados a decir la verdad, si es así lo ideal es reforzarlo. Sino es importante intentar ver por qué lo hacen y corregir su conducta. Hacerle ver a tus hijos que la verdad siempre nos hace más felices es la clave para fomentar la veracidad y la sinceridad. La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones. Algunos consejos son:

Ø Exaltarla a temprana edad aprovechando los periodos sensitivos, hay que tener en cuenta que en los 8 primeros años se desarrolla el 90% del cerebro, y quedan definidos los cimientos sobre los que crecerá la persona. Potenciar los periodos sensitivos, que son los momentos oportunos en los que el niño asimila con más facilidad.

Ø Aprovechar los momentos en los que podemos conseguir que esté en buena disposición, relajado y descansado para conseguir mayores resultados con menos esfuerzo. Para que se dé, hay que explicarle muy bien qué queremos, rodearle de condiciones favorables y motivarle lo suficiente para que las haga suyas y las procese correctamente.

Ø Adelantarnos a los problemas, crear un hábito bueno antes que pueda asentarse uno malo. Intentar llegar antes de que los problemas lleguen. Asentar un hábito correcto, antes que haya adquirido uno incorrecto que, después, nos costará mucho más corregir. Para triunfar es muy importante crear un ambiente de confianza entre padres e hijos. Hemos de hablar con nuestros hijos.

Ø El testimonio es fundamental. Si los padres caen en el error, es conveniente pasarlo por alto si no se han dado cuenta o bien reconocerlo. No es malo que vean que a veces también nos equivocamos y rectificamos.

Ø Hay que motivar a nuestros hijos, el mejor premio para una buena acción es la acción en sí misma y su reconocimiento.

Debemos personalizar la enseñanza, hemos de tener un proyecto diferente para cada hijo. Para poderlo hacer hemos de intentar conocer muy bien a nuestros hijos, sus virtudes y sus defectos, y educar a cada uno según convenga.

Cuando se falta a la sinceridad

Al inventar defectos o hacerlos más grandes en una persona, ocultamos el enojo o la envidia que tenemos. Con aires de ser "franco" o "sincero", decimos con facilidad los errores que cometen los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.

No todo esta en la palabra, también se puede ver la sinceridad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia de mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: "dime de qué presumes... y te diré de qué careces"; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: "no era como yo pensaba", "creí que era diferente", "si fuese sincero, otra cosa sería"...

Cabe enfatizar que "decir" la verdad es una parte de la sinceridad, pero también "actuar" conforme a la verdad, es requisito indispensable. El mostrarnos "como somos en la realidad", nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones. Ser sincero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones. Para ser sincero también se requiere "tacto", esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas, es encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.

En algún momento la sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso. Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.

Consecuencias de la educación en la sinceridad

La educación en la sinceridad ayudará también al niño a saber elegir sus amigos, pues procurará que éstos sean chicos sinceros. La mentira le resultará incómoda y poco compatible con la confianza que debe reinar en su grupo, de forma que tenderá a ser más exigente con sus compañeros. No se fiará de aquel chico al que este acostumbrado a ver mintiendo. Otra consecuencia será que evitará mentir a sus amigos y aprenderá a valorar más la amistad, como un compromiso de sinceridad.

Algo importante a resaltar es que cuando tu hijo confiese una falta, debemos enfrentar el reto de hacerle entender cuánto valoramos que haya dicho la verdad... aunque lo reprendamos. Tendremos que hacer entonces mucho hincapié en felicitarle por su valentía. Y, al mismo tiempo, tratar de explicarle que siempre que diga la verdad, se le perdona a él y se le quiere aún más, pero no se perdona la acción, y que debe tener por lo tanto un castigo. El perdón y el aplauso son para él, y el castigo para la acción.

Porqué es importante LA VERDAD traducida en SINCERIDAD

Ø Aumenta la confianza que tenemos en el niño.

Ø Da alegría.

Ø Mejora su autoestima y le ayuda a ser fuerte.

Ø Adquiere mayor seguridad.

Ø Se educa en un criterio para conducirse por la vida

Ø Le permite vivir en su realidad, ayudándole a ser libre, a conocerse a sí mismo.

Ø Le ayuda a ser leal.

Entendiendo a tu hijo… ¿Por qué puede mentir un niño?

Ø Por fantasía. No miente por maldad o por malicia, sino por pura fantasía. Aún no distingue entre la realidad y su propia imaginación. Hasta los seis o siete años los niños no suelen mentir por maldad o malicia, más bien por fantasía.

Ø Por llamar la atención. Suele darse cuando el niño siente una carencia afectiva.

Ø Por miedo al castigo. Es preferible que no perdamos la calma a la hora de reñirle o pedir explicaciones de algo que ha pasado.

Ø Por pura defensa. Como impulso inmediato al sentirse amenazado.

Ø Por soberbia. Para no reconocer que se ha equivocado.

Ø Por su baja autoestima. No es capaz de afrontar la verdad o la realidad de lo que ha pasado.

Ø Por falta de seguridad en si mismo, no se siente seguro.

Ø Para poder conseguir algo que le interesa. En un intento por manipular la realidad que le rodea con el fin de salirse con la suya.

Ø Para mantener su autoestima. Porque echa de menos afecto. Y se refugia en un mundo de ficción.

Pensamientos y frases alusivas a la sinceridad y a la verdad:

SINCERIDAD

Ø Nemo tenetur se ipsum acusare «Nadie está obligado a acusarse a sí mismo». Máxima de Derecho Romano.

Ø Io parlo per ver dire, non per odio d'añtrui nè per disprezzo. «Yo hablo por decir verdad, no por odio a nadie, ni por desprecio». Petrarca.

Ø El que se adelanta a confesar el defecto propio, cierra la boca a los demás; no es desprecio a sí mismo, sino heroica bizarría; y al contrario de la alabanza, en boca propia se ennoblece. Gracián.

Ø Fingimos lo que no somos, seamos lo que fingimos. Calderón de la Barca.

Ø Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa. Benavente.

Ø Si la gente nos oyera los pensamientos, pocos escaparíamos de estar encerrados por locos. Benavente.

Ø Si pudiéramos leernos unos a otros el pensamiento, no saludaríamos a nadie ni nadie nos saludaría y sería una triste gracia, porque, a pesar de lo que pensamos unos de otros, no dejamos de querernos. Benavente.

Ø Se cuentan a todo el mundo las alegrías y los pesares, pero a nadie las humillaciones. Querien Vangal.

Ø Si los manda Villeroi, los batiré; si es Vendóme, nos batiremos; si es Catinat… el batido seré yo. Palabras atribuidas al Príncipe Eugenio en reconocimiento a Nicolás de Catinat.

Ø Echen fuera cuanto antes a este hombre, que no quiero que con su roce pervierta a tanta gente buena. Siendo virrey de Nápoles el célebre Duque de Alba, Pedro Téllez Girón, visitó un día de fiesta las galeras para usar de la prerrogativa que tenía de indultar algunos criminales. Fue preguntando a unos y a otros por qué estaban presos, y todos pretendían estar ahí como víctimas inocentes. Hubo solamente uno que confesó que su prisión era justo castigo a sus delitos, y contó detenidamente todos sus crímenes; oyóle el Duque con atención, y volviéndose con severidad al encargado de los presos, le dijo esas palabras.

Ø Aquí, el único que puede levantar la cabeza es el pueblo, ese que no tenía seis mil reales y fue a dar su sangre. Manifestaciones del Ministro de guerra, general Luque, en el Congreso de los Diputados de España (sesión del 8 de marzo de 1906), refiriéndose a las responsabilidades por el desastre del imperio colonial en 1898. «Los demás –agregó—políticos, generales, prensa, todos hemos pecado por igual». Contestaba así a un violento discurso del diputado republicano, Rodrigo Soriano. Los 6000 reales era la cantidad con la que entonces, todo el que podía desprenderse de esa suma, compraba el derecho de no ser soldado. La frase fue, sin duda, un loable rasgo de sinceridad.

VERDAD

I. Definiciones

Ø Veritas filia temporis. «La verdad es hija del tiempo». Aulo Gelio, crítico y gramático romano del siglo II.

Ø Vida de la opinión, lengua del mundo. Lope de vega.

Ø Santa verdad, dignísimo decoro / del mismo cielo, que tu sol encierra, / paz de nuestra mortal perpetua guerra, / y de los hombres el mayor decoro. Lope de Vega.

Ø Que es lengua la verdad de Dios severo / y que la lengua de dios nunca fue muda. Quevedo

Ø La verdad es la realidad de las cosas. Cuando las conocemos como son en si, alcanzamos la verdad; de otra suerte, caemos en el error. Balmes.

Ø La verdad: la única cosa para la que no hay grados, sino perpetuos desgarrones y rupturas. Ruskin.

Ø Verdad: la más terrible de las sátiras. Querien Vangal.

II. Fuerza y excelencia de la verdad

Ø Veritas de terra orta est: et justitia de coelo prospexit «La verdad nació en la tierra, y la justicia miró desde el cielo». Libro de los Salmos.

Ø Las raices de la verdad podrám ser amargas, pero sus frutos suavísimos. Padre Mariana.

Ø Si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otros siglos correrían. Cervantes.

Ø La verdad adelgaza y no quiebra y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua. Cervantes.

Ø Si quieres que tus negocios en felice punto paren, lleva, y esto te aconsejo, siempre la verdad delante. Cervantes.

Ø Rien n'est Beau que le vrai seul est aimable; / il doit régner partout, et même dans la fable. «Nada es bello sino lo verdadero; sólo lo verdadero es agradable; dbe imperar en todo, incluso en la fábula». De la Epístola IX, de Boileau (1675), dedicada al hijo de Colbert, el famoso ministro de Luis IX.

Ø La verdad es el principio de toda perfección, y la belleza, el gusto, y la gracia no pueden existir fuera de ella. Jovellanos.

Ø La verdad, por más que se presente desaliñada y adusta, es el lenguaje de un buen ciudadano; y el que no la lleva en boca como la concibe en el entendimiento es indigno de vivir entre los hombres. Leandro Fernández de Moratín.

Ø ¿Qué ciegos ojos la verdad no encanta? Espronceda.

III. La verdad ante todo

Ø Pro anima tua ne confundaris dicere vernum, «Por tu alma no te avergüebces de decir la verdad». Eclesiastes, Cap. IV, v. 24.

Ø Amicus Plato, sed magis amica veritas. «Soy amigo de Platón, pero aún lo soy más de la verdad». Texto de Horacio alusivo a un proverbio de Aristóteles.

Ø Vital impendere vero. «Consagrar la vida a defender y propagar la verdad». Juvenal.

Ø Magna est veritas et prevalebit. «La verdad es muy poderosa , y prevalecerá por fin». Locución latina.

Ø La verdad por encima de todo, incluso de la patria. Todo ciudadano viene obligado a morir por su patria; nadie está obligado a mentir por ella. Montesquieu.

Ø Cuando se llama inútilmente a la puerta de ciertas verdades, es preciso intentar penetrar por la ventana. J. Joubert.

Ø Si cada día hallara una nueva verdad en mi espiritu, y al hallarla tuviera que destruir cada día de mi vida por completo, sin dudar la destruiría, para vivir cada día una nueva una nueva vida con una nueva verdad. Benavente.

IV.- Peligros de la verdad

Ø Veritas odium parit. «La verdad engendra odio». Publio Terencio.

Ø Que cuando infame escándalo resulta / honra la verdad quien la sepulta. Lucano.

Ø Más daño originan al mundo las apariencias de la verdad que la verdad misma. La Roche foucauld.

Ø Le vrai peut vuelque fois n'être pas vraisemblable. «Lo cierto puede alguna vez no ser verosímil». Boileau.

Ø Nunca encontré quien me amase lo suficiente para desagradarme diciéndome la verdad desnuda. Fénelon.

Ø Si tuviese mi mano cerrada llena de verdades, me guardaría muy bien de abrirla. Fontenelle.

Ø Hay algunos que cierran los ojos a una verdad, por ni herir otra que consideran más sagrada. Lord Roussell.

Ø Es feroz el análisis como una lanza en ristre / la verdad es cruel como espada desnuda. Guerra Junqueiro.

Ø Mientras no sea más que hablar por hablar bien está que se diga sentenciosamente: « ¡La Justicia, la Verdad!»… Pero cuando vaya usted a causar daños con verdades o con justicias, mire antes mucho el caso, mírelo mucho… Linares Rivas.

Ø Teme a la verdad como al fuego, del que tiene las mismas propiedades. Paul Valery

Ø La verdad se opone al Bien y a la Belleza tanto como se quiera. Paul Valery.

V. Varia

Ø Videte quoniam non soli mihi laboravi, sed ómnibus exquirentibus veritataem. «Ved que yo no he trabajado solo para mi, sino para todos los que buscan la verdad». Eclesiástico, XXIV, 47.

Ø Quid est veritasLo que es ingenioso está muy? « ¿Qué cosa es verdad?» Pilato a Jesús, que le había dicho: «Todo aquel que es de la verdad, escucha mi voz».

Ø Si veritatem disco vobis, queren no creditis mihi? «Si os digo la verdad, ¿poe qué rehusáis creerme?». Jesús.

Ø La verdad en el fondo de un pozo. Demócrito.

Ø No será menester mucho tiempo, ni gastar muchas palabras, para persuadir una verdad a los discretos. Cervantes.

Ø …que para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruebas y repruebas. Cervantes.

Ø Pura verdad, desnuda más hermosa… inicio de un soneto de Antonio López de Vega.

Ø En tu patria es el único pecado decir verdad y no tener dinero. Juan Pablo Corner.

Ø Lo que es ingenioso está muy próximo a ser cierto. J. Jaubert.

Ø La exactitud no siempre fue la virtud de los partes militares. Bretón de los Herreros.

Ø Con tal de que yo lo crea, ¿qué importa que lo cierto no lo sea? Humorada de Campoamor.

Ø Las verdades descubiertas por la inteligencia serán siempre estériles: sólo el corazón es capaz de fecundizar sus sueños: da vida a todo cuanto quiere: por el sentimiento son lanzadas al mundo las semillas del bien. Anatole France.

Ø Sonner les vérités comme des éperons. «Sonar las verdades como espuelas». Rostand.

Ø La verdad se representa desnuda, pero debajo de la piel sangra. Paul Valery.

Ø Para ver la verdad no hay mejor lumbre que la lumbre que sube del ocaso… Miguel de Onamuno.

Ø Dos verdades de aspecto contradictorio no son a veces más que dos fragmentos complementarios de una misma verdad. Gustavo Le Bon.

Ø ¿Vale el público más que nosotros para que le debamos la verdad? La verdad es para los iguales. El que quiera saberla, que llegue con la inteligencia o con el corazón. Benavente.

Ø Vivimos respirando mentira, cogidos todos de una red de farsa o de disimulo, y la verdad, siempre la verdad, acaba por parecer locura. S. y J. Alvarez Quintero.


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