sábado, 20 de marzo de 2010

Hablando con mi hijo sobre los medios de comunicación

 

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Marzo / 2007

 

El Siglo XX concluyó de manera vertiginosa. Dos mil años de historia cierran con la época de cambios más radicales en la vida del hombre, entre ellos los medios masivos de comunicación. El sonido, la imagen, el movimiento se unen con fuerza y se incorporan a nuestra vida. ¿De qué manera nos influyen? Vale la pena pensarlo ¿Podemos ser ajenos a ellos? ¿Cómo enfrentar esta realidad sacándole provecho para la educación de nuestros hijos?

 

Los animales se comunican de manera suficiente. Sin embargo, el graznido de un ganso o los gruñidos de un cerdito, jamás evolucionarán. No son capaces de hacer más, de crear, como las personas y los signos lingüísticos.

 

En cambio, el hombre ha perfeccionado sus maneras de comunicarse. Primero fueron sonidos, luego el habla organizada. Los habitantes de Fenicia notaron que había datos o historias importantes que deberían perdurar. Formularon entonces un código de letras: el primer sistema de escritura. Fue posible, por primera vez, que un mismo mensaje fuera conocido en muchos lugares o durante muchos años, sin que el autor estuviera contándolo cada vez.

 

Son numerosos los idiomas y códigos fonéticos que se han inventado. En español, por ejemplo, tenemos solo cinco vocales, en inglés culto alrededor de quince y en francés hay más de diez. En la escritura, el alfabeto griego no se parece casi en nada al hebreo o árabe.

 

El ser humano se comunica por naturaleza, es necesario para su vida y siempre ha buscado métodos para mejorar. El cambio más radical fue el que comenzó Gutemberg con la impresión del primer libro: la Biblia en 1450.

 

¡Realmente fue un gran avance! Antes los monjes dedicaban su vida a copiar a mano los libros clásicos y pocas personas tenían acceso a ellos. Ahora nos llegan de forma muy accesible.

 

Hoy, los medios masivos de comunicación nos acortan tiempo y distancia, podemos ver imágenes del otro lado del mundo en tiempo real (mundiales de fútbol, olimpiadas, sucesos históricos como el derrumbe del muro de Berlín).

 

Además, no está reservado sólo a unos cuantos. Por eso se llaman medios masivos de comunicación. Es un mensaje que se transmite a todos, a la masa en conjunto (de ahí viene la palabra).

 

 

El primer medio masivo fue el periódico: con temas de actualidad, en corto tiempo, y gran distribución. Comenzaron a finales del siglo XVII en Europa, pero se fortalecieron en el siglo XIX. Era una mezcla de noticias con artículos de interés.

 

El 28 de diciembre (día de los inocentes) de 1895 fue la primera presentación cinematográfica realizada por los hermanos Lumiere en Paris. El cine unía la imagen y el movimiento. Se presentaron cortos cotidianos y uno de ellos fue La llegada del tren a la estación.

 

El impacto fue tan grande que muchos salieron corriendo por temor a ser arrollados.

 

La radio fue un invento que superó al telégrafo. No solo transmite ruidos simbólicos sino palabras y música. Familias enteras se reunían para escuchar su programa favorito o las noticias de actualidad.

 

E mediados del siglo XX comienza la televisión. Era como tener el cine en la casa o poder ver los programas de radio. Nuestros abuelos son capaces de comparar la época sin televisión y la época posterior.

 

El más reciente avance surge con las computadoras. La época digital nos da acceso a un mundo infinito de conexiones, efectos especiales, almacenamiento de información e imágenes y hasta su manipulación. En 1994 se popularizó el uso de Internet y se sumó a la lista de medios de comunicación.

 

Los medios de comunicación, por su naturaleza, son inmediatos, rápidos, se dirigen principalmente a los sentidos con una redacción atractiva, con formas y colores llamativos, con métodos para captar la atención.

 

 

Tenemos información infinita, a la mano, rápida. Actualmente con la televisión digital son muchas las opciones así que es necesario captar televidentes. Por ello el raiting es peleado por los diversos medios de comunicación.

 

Por supuesto que los medios de comunicación también son negocio que necesita sostenerse y por lo tanto busca receptores. El dinero que ganan por vender todos los ejemplares del tiraje es insuficiente para subsistir. Y de la TV ni se diga, es gratis (excepto por cable o antena).

 

Los anunciantes son la clave: pagan bien para presentar sus productos y así vender más. Por supuesto que los medios deben de buscar (y cobrar) por el número de personas que reciben el mensaje.         

 

 

Existe la necesidad de ganar público, por lo tanto hay que ser persuasivos para que me vean, escuchen o lean; para que me compren. Otro elemento es la sorpresa. Cuanto menos común sea lo que nos muestren mayor será la curiosidad.

 

En otros casos nos enganchan con algún argumento, escena que te mantiene cautivo viendo o leyendo o escuchando el programa.

 

Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst eran los dueños de dos importantes periódicos en Nueva York. Son famosos porque se enfrascaron en una lucha a capa y espada por ganar lectores a toda costa. Pultizer lanza entonces al "chico amarillo" y se introducen así los personajes en los diarios. Era un pequeño con camisón amarillo en el que se escribían los últimos sucesos, la violencia y el acontecer diario. Esta historieta tuvo tanto éxito que el amarillo se convierte en el término amarillismo, con el que se designa a los medios que quieren llamar la atención a toda costa.

 

Como Hearst deseaba destrozar a Pulitzer decidió pagar a precio de oro a los grandes redactores del país y logró contratar al mejor dibujante de su rival. Eras personificaba a un empresario ambicioso, rápido para los negocios y sin escrúpulos. (Su figura sirvió de modelo para que Orson Wells hiciera su famoso personaje "El ciudadano Kane").

 

No podemos perder el valor del pensamiento y simplemente dejarnos guiar. El amarillismo es una manipulación. Según la Real Academia Española, es intervenir con medios hábiles para servir a los intereses propios o ajenos.

 

Sartori habla del "video – niño" que ya no piensa y sólo ve y puede ver sin entender y se deja llevar… ¿quieres que tus hijos sean así? Es indispensable fijar gustos y lo más importante: convicciones personales.

 

Existen denuncias de Ignacio Ramonet sobre los peligros de la creciente extensión de un "pensamiento único", socialmente "administrado" por los medios de comunicación y los políticos, según las exigencias de la economía.

 

La conciencia crítica es clave, hay infinidad de opciones en los medios. Podemos elegir y desechar inteligentemente. Los medios benefician y perjudican, ayudan y hacen daño. No se deben exaltar en bloque, pero tampoco condenar.

 

Los medios de comunicación ya forman parte de nuestra vida y la influyen de tres formas: educan, informan y entretienen.

 

Actualmente se ha puesto más interés en el entretenimiento. A veces nos enfrascamos en banalidades, perdemos el tiempo en tonterías, simplemente dejando la vida frente a la televisión… a todos nos ha pasado.

 

Podemos pensar y opinar, tener criterio y proponer, formarnos ideas propias y buscar otras fuentes de conocimiento.

 

Como padres tenemos la obligación de:

 

 

1. Ver que es lo que consumen nuestros hijos en medios de comunicación.

2. Orientar con comentarios y con análisis lo que consuman.

3. No suplantar la convivencia familiar con la "nana electrónica".

 

 

Los dos grandes riesgos de los medios son la promoción de la sensualidad y de la violencia que como resultado puede desorientar a nuestros hijos dejándolos también indiferentes ante lo que pasa en el mundo, pues ya es tan fácil ver a un muerto en televisión que ya no conmueve, ya es tan sencillo ver una pareja homosexual en televisión que ya es normal… Es aquí donde entra nuestro papel como padres, ¿cómo orientar esa imagen que recibieron nuestros hijos?

 



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