Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Noviembre / 2007
La desamortización, de la que ya hemos hablado, aumentó el número de los desheredados y preparó la reivindicación que tarde o temprano habría de venir: la Revolución Mexicana, tal como se presentó y con sus sangrientos caracteres en la segunda década del siglo XX.
Es así como la Constitución de 1857, en lo positivo que tiene de legalidad social, como en sus deficiencias y en sus violaciones posteriores, preparó el movimiento revolucionario que formó la Constitución de 1917, en que aparece ya una concepción nueva del Estado, con ingerencia en la economía, más directa y orientada para el bien de todos.[1]
Carlos Castillo Peraza señalaba que en el Congreso de 1931 de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), en el que se abordaron diversos problemas de México, se afirmó, en relación con la cuestión agraria que:
Los abusos de los liberales... trajeron como consecuencia un malestar social que fue uno de los factores más importantes de la Revolución de 1910.[2]
En efecto, hacia 1909 las estadísticas mostraban que el 97 % de la superficie rural de la República mexicana estaba en manos de 830 terratenientes, el 2 % pertenecía a pequeños propietarios y el 1 % a los pueblos.
El eje del sistema hacendario eran el terrateniente y el administrador, quienes sólo se preocupaban de recibir su parte en las cosechas; no se modernizó la técnica agrícola ni se formó una amplia clase media mercantil.
- Grandes extensiones de tierra se dejaban sin cultivar
- Los salarios eran muy bajos, y en muchas ocasiones se pagaba en especie
- En las tiendas de raya, los peones de la hacienda se endeudaban heredando las deudas a sus hijos
- La hacienda era autosuficiente: policías, jueces, prisiones, arrieros, carpinteros, etc., le eran propios
- Con la protección a la industria, no se apoyó el mejoramiento del nivel del pueblo, como mercado interno
- Los inversionistas mexicanos fueron aceleradamente desplazados por la afluencia de capitales extranjeros. Los estadounidenses, al fin del porfirismo, poseían más que todos los mexicanos juntos
- El desprecio del sujeto de la economía: el pueblo
- El analfabetismo era del 73.9 %, 78 % eran escuelas públicas y 22 % privadas, pero sólo el 28 % de la población escolar era atendida; más del 50 % de las viviendas, según el censo de 1910, eran "chozas"; más de 13 mil familias no tenían hogar; 100 mil personas dormían a campo raso y 25 mil en dormitorios o mesones
- La deficiente higiene y la mala salud pública, como resultado de la mala alimentación y deficiente vivienda, propiciaba epidemias como el tifo. Para quienes ganaban de 10 a 15 centavos diarios, comprar un jabón significaba el 25 % de sus ingresos. Había gran escasez de agua
- La servidumbre de los pobres, con las consecuentes humillaciones, castigos desproporcionados, jornadas inhumanas y la insalubridad laboral en el campo y en la ciudad.[3]
[1] Loza Macías, Dr. Manuel. El Pensamiento Económico y la Constitución de 1857, editorial Revista Milicia, A.C. (Congregaciones Marianas), México 1984, pp. 280-281. (Primera edición, editorial JUS, 1959). Previamente doctorado en economía por la Universidad Católica de Milán, el autor presentó esta tesis con la que obtuvo el doctorado en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Cabe mencionar que el expresidente Miguel de la Madrid realizó su tesis de licenciatura en derecho con similar título: "El pensamiento económico en la Constitución mexicana de 1857", en la que poco aborda temas económicos y sí bastante más cuestiones de orden jurídico. La política económica de tendencia neoliberal (de la Madrid- Salinas de Gortari-Zedillo) se inicia en el sexenio de Miguel de la Madrid, el cual estuvo marcado por una galopante inflación, controlada al final de su mandato por un pacto de "solidaridad" económica con control de precios y bajos salarios. Fue en dicho sexenio cuando los comerciantes comenzaron a poner rejas al interior de sus negocios debido al aumento de robos.
[2] Castillo Peraza, Carlos. La primera oficialidad, en Palabra, revista doctrinal e ideológica del Partido Acción Nacional, Año 3, No. 10, octubre-diciembre, México 1989, pp. 106-107. Castillo Peraza también señala que se... puede cotejar los de la generación fundadora de Acción Nacional con los de quienes dieron vida, empuje y alma a una organización ejemplar: la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, la célebre UNEC. Las coincidencias son notables y bien puede afirmarse que la primera oficialidad – "mandos intermedios" o "cuadros", diríamos ahora – que tuvo el PAN, estuvo mayoritariamente constituida, en calidad y en cantidad, por unésicos. P. 104
[3] Cf. Loza Macías, Manuel. México: ¿una Revolución malograda?, Cuadernos para hoy, No. 17, Secretariado Social Mexicano, México 1967
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