La trata de personas
Diciembre / 2007
La trata de personas es un delito que se ha incrementado exorbitantemente en los últimos años a nivel mundial. Según un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos publicado en junio del 2005, anualmente, entre 600,000 y 800,000 personas son víctimas de trata en todo el mundo. Más alarmante aún es que el 80% de las víctimas sean mujeres y niñas; y el 50% menores de edad.
LA ESCLAVITUD DEL SIGLO XXI
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha definido a la trata de personas como la esclavitud del siglo XXI en el mundo globalizado contemporáneo. (1). Y no les falta razón, porque la trata consiste en utilizar, en provecho propio y de un modo abusivo, las cualidades de una persona con el objeto de explotarla. Los tratantes recurren a la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, a través de la amenaza, el uso de la fuerza, u otras formas de coacción, como el rapto, el fraude, el engaño o el abuso de poder.
Las víctimas de trata son utilizadas como mercancías de una industria mundial, dominada por grupos de delincuencia organizada, que mueve miles de millones de dólares a costa de la libertad y la dignidad de las personas.
El acto se agrava aún más cuando se trata de menores que bajo engaños o amenazas son trasladados de su entorno familiar; sujetos a varias medidas de presión o violencia, incluyendo maltrato físico y psicológico; y explotados en muchos tipos de actividades dentro de todos los ámbitos laborales. No solo nos encontramos frente a un problema de explotación sexual, también hay explotación en el servicio doméstico, en fábricas, para matrimonios serviles, para pornografía, o para participar en grupos armados ilegales.
Son diversas las razones por las cuales hombres, mujeres, niños y niñas son reclutados, movilizados al interior o al exterior de sus países y vendidos entre las redes de tratantes. Entre estas razones se encuentra la falta o limitada presencia de oportunidades, las condiciones de pobreza, desempleo o poco acceso a la educación y los conflictos familiares a los que se enfrentan. Incluso se presentan casos en que los menores son vendidos por sus propias familias.
EL PROBLEMA DE TRATA DE PERSONAS EN MÉXICO Y EL MUNDO
Aunque la trata de personas afecta a todas las regiones, es notorio que este fenómeno presupone invariablemente el traslado de personas de un país más pobre a uno más rico. Por ejemplo, la desintegración y la inestabilidad política y económica de Rusia, ha conducido a un incremento espectacular en el número de mujeres de Europa central y oriental que son víctimas de trata. También es común encontrar que la trata de personas prolifera durante y después de conflictos sociales prolongados como en la ex Yugoslavia, que se ha convertido en un importante centro de operaciones y de tránsito de mujeres procedentes del este de Europa.
En México, el delito de trata de personas es particularmente grave. Nuestro país sirve como fuente, medio de tránsito y destino para la explotación sexual y laboral, especialmente de niños mexicanos y centroamericanos, que son explotados en el comercio sexual. Mujeres y menores son trasladados desde las regiones rurales más pobres hasta centros urbanos, principalmente en zonas fronterizas y áreas turísticas, a través de ofertas fraudulentas de empleo o amenazas con violencia física.
De acuerdo con el Informe 2006 sobre Trata de Personas, publicado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos (2), por tercer año consecutivo México ha sido clasificado en un nivel 2, en lista de observación, en materia de combate a la trata de personas. Esto significa que el gobierno mexicano no cumple cabalmente con los estándares mínimos para la eliminación de la trata; sin embargo, se llevan a cabo importantes esfuerzos para lograrlo. Ejemplo de ello fue la firma de un Memorando de Entendimiento entre México y Guatemala celebrado en marzo de 200 para combatir la trata de personas. Además la Policía Federal Preventiva está utilizando 140 agentes para investigar estos casos y ha establecido seis ciudades objetivo para llevar a cabo investigaciones conjuntas y operaciones de rescate a víctimas. La labor del DIF también es relevante y se está trabajando con Organizaciones no gubernamentales, como la OIM en materia de prevención y atención a víctimas.
Uno de los problemas más graves que se observaban en México para combatir la trata, es la falta de una ley federal que ataque el problema de manera integral. Como parte de los esfuerzos realizados por nuestro país en este tema, en diciembre de 2005, el Senado de la República aprobó la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas. Además se modificaron la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada y el Código Federal de Procedimientos Penales, para considerar la trata como un delito grave, con lo que se limita el derecho de libertad bajo caución.
El proyecto de la ley de trata de personas fue ampliamente revisado por la Cámara de Diputados. Con la colaboración de las dependencias de la Administración Pública Federal involucradas en el tema, se hicieron importantes modificaciones para adecuar el texto propuesto al contenido de los convenios internacionales suscritos por México. De manera especial, destaca la inclusión de las disposiciones del Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños (3), ratificado por México el 25 de diciembre de 2003, que se deriva de la Convención contra la delincuencia organizada trasnacional firmada en Palermo en el 2000.
El proyecto con modificaciones fue aprobado por la Cámara de Diputados el pasado 26 de abril, y fue turnado nuevamente para su revisión a la Cámara de Senadores. Esperemos que sea retomado de inmediato en el segundo periodo de sesiones, pues resulta urgente contar con un instrumento jurídico para prevenir, tipificar y sancionar la trata de personas a nivel federal y establecer los mecanismos de cooperación con otros órdenes de gobierno.
Sin duda falta mucho por hacer en este tema, especialmente en materia de prevención del delito y de atención a las víctimas. Las políticas de prevención deben atender a las causas del problema. Es notorio cómo la pobreza, la marginación, la falta de oportunidades y los conflictos familiares provocan que cualquier persona en situaciones de vulnerabilidad, particularmente los niños y niñas, puedan ser engañados o amenazados con la falsa idea de que mejorarán sus condiciones de vida.
En esta tarea todos somos responsables. En la medida en que trabajemos mucho más por la niñez en nuestro país y por generar bases más sólidas para su formación y desarrollo, podremos evitar que sean víctimas de este tipo de fenómenos que atentan contra su libertad y su dignidad. Como decía el célebre dramaturgo y novelista irlandés, Oscar Wild, el mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.
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