Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Octubre / 2007
Sus metas al estudiar en escuelas militares ya no son sólo medicina o enfermería, sino aviación o ingeniería
Enfundada en un uniforme verde de campaña, Patricia Vela Chávez tiene razones para asegurar que hoy México es escenario de un gran avance en materia de igualdad de género.
Vela, de 18 años, es desde hace unas semanas una de las beneficiadas del cambio más significativo que el Ejército ha dado en las últimas tres décadas.
Desde septiembre, la joven se cuenta como una de las primeras mujeres que ya pueden estudiar en el Heroico Colegio Militar, una de las escuelas más representativas de las Fuerzas Armadas que siempre había estado cerrada al género femenino.
La hoy cadete, originaria del estado central de Guanajuato, dijo que desde hace años deseaba entrar al sistema educativo militar, pero no a enfermería, una de las principales opciones que tenían las mujeres. Agregó que realizó el servicio militar voluntario para mujeres.
Vela es una de las 215 mujeres que fueron aceptadas para el ciclo escolar militar 2007-2008.
En total, fueron aceptados 2,007 jóvenes, incluidas las 215 mujeres.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) amplió, por instrucciones del presidente Felipe Calderón, las opciones educativas para las mujeres y a partir de 2007 podrán estudiar ya no sólo para enfermeras o doctoras, sino ahora incluso para pilotos aviadores e ingenieros constructores.
Con el cambio, las mujeres tendrán la posibilidad de estudiar en 17 de los 39 planteles educativos militares, incluido el Heroico Colegio Militar.
Hasta 2006, las mujeres sólo podían ingresar a siete planteles educativos militares.
Vela aseguró estar "muy contenta" con ser una de las primeras en entrar al Colegio Militar, pese a que ha representado un cambio completo para su vida.
"Al principio sí es un poquito agotador, porque no estoy acostumbrada a ello, pero me gusta y es cuestión de acoplarse, echarle ganas y no perder la paciencia", dijo durante un reciente recorrido por el Colegio Militar.
"Es tanta gente la que no pudo entrar... y estar yo aquí, ser de las primeras, que lo conmueve a uno y saca fuerzas de no sé dónde, pero le echo ganas y se me hace un adiestramiento muy bueno. Fuerte, pero bueno", añadió.
El acceso de las mujeres a las Fuerzas Armadas mexicanas se remonta a 1938, cuando se crea la Escuela Militar de Enfermeras.
No se dio una nueva ampliación, sino hasta 1973, cuando se les permitió el ingreso a la Escuela Médico Militar, la cual fue creada en 1917. En 1976 se crea la Escuela Militar de Odontología y de inmediato se abre para mujeres.
"Es una muestra del Ejército y de la Fuerza Aérea de, primero, cumplir las directivas... [Pero también] creemos nosotros que esto permitirá que la opinión pública tenga la idea de que en el Ejército tanto triunfa el hombre como lo hace la mujer, en igualdad de circunstancias", dijo recientemente el coronel de infantería Agustín Radilla, jefe de la Sección Sexta del Estado Mayor de la Sedena y responsable de educación y doctrina militar.
La ampliación, sin embargo, es aún limitada: salvo por la posibilidad de ser ingenieros constructores o pilotos aviadores, las mujeres no podrán estudiar ninguna otra "arma" (como artillería, caballería e infantería), lo que para algunos analistas es un reflejo de que el Ejército Mexicano hace cambios "lentos" e incluso retrasados.
El coronel Radilla aseguró que "posteriormente se va a evaluar la posibilidad de que puedan ingresar a [todas] las armas".
El número de cadetes aceptados (2,007) para el actual ciclo escolar es pequeño, en comparación con el número de solicitudes: 3,326 mujeres y unos 13,500 hombres.
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