lunes, 22 de febrero de 2010

JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

 « En la verdad, la paz »

 

Recopiló: Querien Vangal.- 
 Fuente: "Yo Influyo"

 

«Que más vale pobreza en paz, que en guerra mísera riqueza.
Es tan noble y tan ilustre la paz, que tiene por solar el cielo»

 

 

"Donde y cuando el hombre se deja iluminar por el resplandor de la verdad, emprende de modo casi natural el camino de la paz" Benedicto XVI.

 

Imaginemos que estamos en una junta de trabajo, imaginemos que en ella, el objetivo de cada persona es ver "quien quedará mejor con el jefe". El resultado será evidentemente un gran desorden, en la cual, el interés común (la buena marcha de la empresa) será dejada en último lugar y el interés personal de cada empleado, será la manzana de la discordia.

 

Para que haya una auténtica actitud que facilite la unidad es indispensable la claridad y la limpieza en las motivaciones e intenciones, mirar al interior para hacer congruente con lo que pienso, con lo que quiero, con lo que digo y con lo que hago. Si pienso que mi meta es México, lo que quiero debe ser México, lo que digo debe abonar a México y lo que hago debe hacer realidad ese trabajo por México. La congruencia interior se manifiesta así en el exterior y puede sintonizarse con otros que están haciendo lo mismo para crear armonía, FOMENTAR LA PAZ.

 

Volviendo al ejemplo de la junta. Si cada uno de los participantes tiene claro que la meta es la buena marcha de la empresa y que cada uno de ellos debe dar lo mejor de si para que ese objetivo común sea alcanzado, los temas abordados serán vistos con una perspectiva de unidad, de trabajo en equipo, de solidaridad que redundará en un ambiente de armonía y de paz. Como dice Juan Luís Vives: La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.

 

La paz no se reduce a la simple ausencia de conflictos armados, sino debe entenderse como el fruto de un orden en la sociedad que conlleva justicia, libertad, solidaridad, Amor y trabajo conjunto por el bien común e implica un anhelo y una esperanza hacia el futuro. La paz es el modo en que cualquier ser humano merece vivir para poder desarrollarse física, intelectual y emocionalmente.

 

La verdad es el conocimiento de la realidad, cuando falta el conocimiento de la verdad o no se respeta la verdad, cuando se impide el desarrollo integral de la persona y la tutela de sus derechos, cuando se discrimina y trata mal a la mujer embarazada, cuando hay millones de niños muriendo de hambre en el mundo, cuando unos cuantos concentran la riqueza mientras millones viven en pobreza extrema es prácticamente imposible conseguir o alcanzar la paz. San Agustín definía la paz como « tranquillitas ordinis », la tranquilidad del orden, es decir, aquella situación que permite en definitiva respetar y realizar por completo la verdad del hombre.

 

¿Qué puede impedir que haya paz? La mentira y sus consecuencias han causado y siguen causando efectos devastadores en la vida de los individuos y de las naciones. Baste pensar en todo lo que ha sucedido en el siglo pasado, cuando sistemas ideológicos y políticos contrarios a la naturaleza humana han tergiversado de manera programada la verdad y han llevado a la explotación y al exterminio de un número impresionante de hombres y mujeres, e incluso de familias y comunidades enteras. Como ejemplo el exterminio de los judíos, el incontable número de asesinatos a través del aborto, la aprobación de leyes en contra de la vida humana (eutanasia, eugenesia, políticas abortivas de control natal etc.) Después de tales experiencias, ¿cómo no preocuparse seriamente ante las mentiras de nuestro tiempo, que son como el telón de fondo de escenarios amenazadores de muerte en diversas regiones del mundo? La auténtica búsqueda de la paz requiere tomar conciencia de que el problema de la verdad y la paz es un anhelo imborrable en el corazón de cada persona, más allá de nacionalidades o de sexo o de edad. Por ello cada persona en su ambiente y en su situación personal debe trabajar a favor de la paz pues estamos unidos como humanidad por un mismo destino.

 

"Por desgracia, existen todavía sangrientas contiendas fratricidas y guerras desoladoras que siembran lágrimas y muerte en vastas zonas de la tierra. Hay situaciones en las que el conflicto, encubierto como el fuego bajo la ceniza, puede estallar de nuevo causando una destrucción de imprevisible magnitud. Las autoridades que, en lugar de hacer lo que está en sus manos para promover eficazmente la paz, fomentan en los ciudadanos sentimientos de hostilidad hacia otras naciones, asumen una gravísima responsabilidad: ponen en peligro, en zonas ya de riesgo, los delicados equilibrios alcanzados a costa de laboriosas negociaciones, contribuyendo así a hacer más inseguro y sombrío el futuro de la humanidad. ¿Qué decir, además, de los gobiernos que se apoyan en las armas nucleares para garantizar la seguridad de su país? Junto con innumerables personas de buena voluntad, se puede afirmar que este planteamiento, además de funesto, es totalmente falaz. En efecto, en una guerra nuclear no habría vencedores, sino sólo víctimas. La verdad de la paz exige que todos —tanto los gobiernos que de manera declarada u oculta poseen armas nucleares, como los que quieren procurárselas— inviertan conjuntamente su orientación con opciones claras y firmes, encaminándose hacia un desarme nuclear progresivo y concordado. Los recursos ahorrados de este modo podrían emplearse en proyectos de desarrollo en favor de todos los habitantes y, en primer lugar, de los más pobres" Benedicto XVI

 

Si todos trabajáramos en buscando lo que nos une y no lo que nos desune, en concreto si cada mexicano viera en el de al lado no a un perredista o un panista, no a un americanista o un chivista, no a una mujer u hombre, sino a una persona, tan digna como yo, con los mismos derechos que yo, con las mismas necesidades que yo y con el mismo anhelo de paz que yo, el mundo sería diferente.

 

Así, la paz se presenta no como simple ausencia de guerra, sino como convivencia de todos los ciudadanos en una sociedad gobernada por la justicia, en la cual se realiza en lo posible, además, el bien para cada uno de ellos. La verdad de la paz llama a todos a cultivar relaciones fecundas y sinceras, estimula a buscar y recorrer la vía del perdón y la reconciliación, a ser transparentes en las negociaciones y fieles a la palabra dada.

 

La paz en nuestro México está en entredicho mientras no logremos abatir tres problemas esencialmente:

  1. La inseguridad
  2. La desigualdad social o pobreza
  3. La falta de empleo.

 

Los tres temas mencionados, están en la mira del Presidente Felipe Calderón y es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros, como parte de una nación, como personas comprometidas con nuestra Patria actuar para lograr que se lleven a cabo desde nuestras trincheras, una vez más, poniendo en práctica la CONFIANZA+UNIDAD+SOLIDARIDAD.

 

Debemos proponernos una agenda sencilla clara y profunda a la vez, una agenda que no tenga implicaciones ideológicas y que se base en una ética de mínimos que nos pueda permitir construir una visión conjunta de país.

 

Ya hablábamos de la unidad. No hay otro camino que confiando en los demás, expongamos lo que queremos para México y comprometámonos en un diálogo serio con las conclusiones a las que lleguemos. Ese compromiso con las conclusiones, con los "qué" y los "cómo" y partiendo de la confianza dada y ganada nos lleva a la unidad, al ver lo que el otro ve y querer lo que el otro quiere.

 

De ahí que la CONFIANZA + UNIDAD + SOLIDARIDAD se conviertan en un proyecto de nación conjunta y en la agenda para los próximos 25 años. Un México próspero y en desarrollo pleno, que toma en cuenta a los más necesitados, es un México en PAZ

 

 



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